El sapo y los niños
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Dos niños muy zoquetes y más malos que la tiña se pasaban el día correteando por los ríos y bosques de los alrededores de su pueblo. Les encantaba hacerles gamberradas a los animales: tirarles piedras a los pájaros con el tirachinas, ponerles trampas a los monos, ahogar a los gatos y cortarles el rabo a los perros. Estos niños convirtieron el maltrato a los animales en parte de su repertorio de juegos. Pero un sapo muy espabilado les demostrará que hay que ser muy corto de entendederas para disfrutar con el sufrimiento de otros.
Finalista del Premio Fundación Cuatrogatos 2018 (Miami, Estados Unidos)
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Reseñas
«Un álbum con ilustraciones de gran expresividad y rico colorido, a doble página, en armonía con las historia sobre las barrabasadas y descabellados juegos de los niños. Una historia que muestra el sin sentido del maltrato a los animales, el absurdo de los juegos violentos, el disfrute haciendo travesuras y la astucia de los animales para que los niños entiendan lo irracional que es disfrutar con el sufrimiento de otros». Lupa del Cuento ★★★★★
«Entre las luces y las sombras del bello paisaje que rodea la aldea de los protagonistas descubrimos la sorpresa final, toda una moraleja para una fábula contemporánea presentada en formato álbum ilustrado». Canal Lector ★★★★
«Esta provocadora historia va poner a niñas y niños frente a la crueldad y les va a obligar a posicionarse. De nada va a servir mirar para otro lado, este cuento nos obliga a mojarnos». Javier Pizarro, El Asombrario
«Una apuesta valiente en tiempos en los que evitamos cualquier atisbo de crueldad e crudeza en los libros infantiles, en los que los lobos son buenos y no tenemos nada que temer. En este cuento, hay niños malos». El tigre que vino a leer
«Una apuesta valiente en tiempos en los que evitamos cualquier atisbo de crueldad e crudeza en los libros infantiles, en los que los lobos son buenos y no tenemos nada que temer. En este cuento, hay niños malos. Muy malos. Son verdaderamente crueles, y de un modo absurdo y estúpido. Disfrutan con el daño, con el dolor, con el sufrimiento ajeno. Pero no parecen felices. (...) No se sabe qué ganan haciendo tales maldades (dan ganas de llamar al SEPRONA), ni porqué se comportan así, pero no importa. El verdadero protagonista es el sapo, el animal que logra escapar del cruel destino que le deparan esos niños, a pesar de que le superan en número y fuerza». El tigre que vino a leer